La lucha contra la depredación del espacio por parte de los conductores irresponsables no es nueva. Lo que sí es nuevo es que los gobiernos municipales están empezando a darse cuenta de que orientar las ciudades a los vehículos privados a motor y darles absolutamente todas las facilidades, regalándoles el espacio público, ha tenido unas consecuencias tan perjudiciales que ahora les cuesta recuperar el control de las calles. ¡A las propias autoridades! Lo sé bien, vivo junto a una calle en la que no se puede estacionar en un lateral y la semana pasada puse 59 sanciones. He puesto cientos en esa calle y la gente sigue estacionando ilegalmente.
Por eso aplaudo fuerte cuando aparecen tipos como Artūras Zuokas, alcalde de Vilnius hace unas décadas un par de veces. Al tipo un día se le hincharon las narices y dijo "Mirad, vamos a hacer una cosa, como me estáis tocando los pendientes con el robo del espacio público, coche que pille estacionado ilegalmente le paso por encima con un tanque". Y venga jajá jijí y bromas varias con que el alcalde y el tanque... y el alcalde se subió a un tanque y empezó a machacar coches como si no hubiese mañana.
Como por arte de magia, la gente empezó a estacionar sin subirse al carril-bici. Qué cosas, oye.